martes, 22 de marzo de 2011

"Sueños" (texto)


No sé si a Uds. les sucede algo parecido, pero una sensación, reiterada y un tanto frustrante, que me sobreviene al momento de intentar relatar a alguien un sueño que tuve es que muchas veces aquello que resulta, precisamente, lo más interesante del mismo es lo que no puedo describir con precisión, y no porque no lo recuerde o porque tenga una imagen difusa de ello, sino porque me es imposible encontrar las palabras precisas que expresen a cabalidad lo que vi en dicho sueño. De esa manera, calles, casas (su interior y exterior), habitaciones, parajes, paisajes, objetos extraños e incluso las personas se convierten en imágenes absolutamente personales y privadas, íntimas, y no porque ésa sea mi intención sino porque por mucho que me esfuerce tengo la seguridad de que mi interlocutor/a jamás podrá imaginarlos o visualizarlos tal y como yo los vi, tal y como los recuerdo...

No importa si acompaño la descripción con colores, sonidos, ejemplos reconocibles por mi interlocutor/a o recuerdos comunes con quien escucha mi relato... Tampoco sirve de nada que dibuje aquello que me parece representable a través de algunos trazos, máxime considerando que soy una pésima dibujante y lo máximo que conseguiría sería un pálido reflejo de la imagen que intento describir y, por el contrario, lo más probable es que confundiera aún más a quien estoy contando mi sueño...

En suma, que por mucho que pretenda hacer partícipe a otros/as de lo que constituyó un sueño en concreto que tuve, soy consciente de que lo máximo a lo que puedo aspirar es a compartir el contenido del mismo, los sucesos, lo acontecido y quienes en él figuran (lo cual no es poco, pero para quienes sueñan con profusión de imágenes y estímulos visuales, como a mí me ocurre, resulta demasiado parco), pues cualquier intento de hacerles “ver” lo que yo vi en término de lugares (con todo su lujo de detalles, que yo suelo recordar con visos de auténtica memoria fotográfica) no pasa de ser eso, un mero intento...

¿Será simplemente que ésa es la calidad esencial del sueño? ¿Ser el espacio más privado e intransferible de nuestra realidad, de nuestra naturaleza humana? ¿Brindarnos un área donde nadie pueda penetrar lo más intenso y profundo de nuestra psiquis, protegiéndola, así, de influencias e intromisiones que podrían neutralizar nuestro espacio de mayor libertad y creatividad? ¿Entregarnos una plaza en nuestro consciente e inconsciente que nos permita poder explayarnos y producir todo aquello que, en nuestra vida real y concreta, es sencillamente imposible? ¿Regalarnos un lugar sin límites, adoptando las palabras de Donoso, donde nuestra mente puede viajar, expresarse y desarrollarse con plena autonomía, descubriendo un mundo entero donde poder fundar las bases de nuestros anhelos y deseos?

Lo que es yo, he descubierto algo muy simple y entrañable: el único lugar donde puedo reencontrarme con mis seres queridos ya fallecidos, mi padre, mi abuelo, es en mis sueños... Sólo allí logro volver a interactuar con ellos, hablarles, escucharlos, tocarlos y recuperar por esos breves instantes el amor, la cotidianeidad y la complicidad perdidas... Y ya sólo por eso agradezco, cuido y amo mis sueños, esa puerta abierta hacia lo imposible...

Santiago, Abril de 2009

6 comentarios:

  1. que bueno, el otro día en la biblioteca, leí un cuento fantástico de un niño que había soñado con una niña y quería seguir soñando con ella, y tenía que descubrir la puerta de los sueños...increíble...muy bueno !!!

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  2. creo como ud. dice, que los sueños son una realidad instranferible y me gusta que use la palabra realidad porque yo creo que es una realidad nuestra tan tangible como la vida misma. son parte de nuestra mente, de nuestra vida. me pasa lo mismo que a ud. nunca puedo decir exactamente lo que viví en el sueño, lo que me indica también lo que ud. toca, lo del lenguaje faltante que nos frustra la perfecta descripción. me hace pensar en la cabalá, donde te queda claro la falta del lenguaje para explicar lo que nos supera... en los sueños, estaríamos tratando con el mundo del inconsciente, todo un misterio todavía, por mucho que lo definan y etiqueten con nuestras palabras cotidianas.
    Buena nota, nenita...

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  3. Los sueños son eso, sueños, y a veces se recuerda y no logras describirlos. A veces ni siquiera los recuerdas o recuerdas sólo la sensación. Son un mundo aparte, como un recuerdo fugaz de infancia, del que sólo puedes recordar una parte...

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  4. Yo siento que mis sueños son parte fundamental en mi vida; un mundo propio intransferible y genial que me reporta experiencias creativas, oníricas, distintas, alocadas, indescriptibles... Y aunque no tengan ningún sentido práctico (ni recibo mensajes importantes ni suelen inspirarme a acciones o creaciones especialmente significativas), siento que si, por las razones que fueran, dejara de soñar, esa pérdida sería para mí equivalente a la de la pérdida un ser muy querido, un inmenso dolor... Pues mis sueños son casi siempre muy intensos, vívidos, a veces tangibles (con sensaciones táctiles que siento totalmente reales). Recuerdo una vez que el sueño era tan real, que recogí unas flores que colgaban de un muro y apreté bien la mano, para tenerlas ahí al despertar... Obvio que no fue así, pero la sensación era tan real... Y cuando tengo la fortuna de soñar que vuelo, entonces ya no hay magia que se le compare... J

    Besos! xxx

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  5. muy buena reflexion, la vida no cabe en las palabras humanas, y los pensamientos ya son fruto de al cultura...no son fruto de la inconciencia..ese es un lugar total..

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  6. Cierto, tía, tal como lo dices: "la vida no cabe en las palabras humanas"... A veces sólo podemos intuirla y sentirla, y expresarlas pobremente con las limitadas herramientas que tenemos a mano: el habla o el dibujo... Y siempre pareciera que nos quedamos cortos... ;)
    Besos! xxx

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