Desnudo mi rostro,
la mirada inquisitiva,
los labios sonrientes,
la piel manchada de vida.
Desnudo mis manos,
abiertas hacia el cielo
mis dedos llagados
de realidades y sueños.
Desnudo mis senos
de corazas protectoras.
Revelo mi pecho lácteo,
enamorado de la aurora.
Desnudo mis caderas
amplias y sólidas,
asiento veraz de infantes,
danza turgente y sinuosa.
Desnudo mi sexo púdico,
cuna de placeres cósmicos,
de trabajos de parto,
y de goces impúdicos.
Desnudo mis piernas,
caminantes sin miedo,
compañeras de andanzas,
indomables viajeras.
Desnudo mis pies cansados
antiguos, maltratados.
Transeúntes sin remedio,
a la tierra siempre entrelazados...
Santiago, 1° de Noviembre de 2010
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