Somos fruto nuevo
de un comienzo fresco,
lozano.
Rocío matinal
que se abre a nuestra mesa
-banquete de uvas y estrellas –,
germen volátil
de un canto gestado
a la sombra de un
sauce cósmico,
de un rosal etéreo...
Somos semilla pura,
simiente renacida
hacia una nueva aventura
primigenia,
la de cada nuevo sol
de enero,
la de cada antigua brisa
de diciembre...
Levantamos la mirada
hacia un cielo perenne,
que siendo el mismo de ayer
es distinto,
promisorio e insolente,
que nos trae, enredado
entre sus dedos intangibles
y celestes,
el afán urgente
y el anhelo táctil
de una nueva vida,
para un ajado
presente...
Santiago, Diciembre de 2010
bello, todo un canto a la vida...
ResponderEliminarGracias, mamá! Besos! xxx
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