miércoles, 15 de junio de 2011

Thamar y el colegio




Thamar entró al  colegio a punto de cumplir los 6 años, a párvulos... y le quedó chico. Cuando la fui a buscar después de su primer día, le pregunté: ¿Qué hicieron durante la mañana? y ella contestó molesta: ¡Mamá! sólo hicimos cosas infantiles y me aburrí mucho. Le dije que así era el kindergarten, que estaba diseñado para niños pequeños. A la semana, la profesora me dijo que Thamar, en realidad, por su edad, tenía que estar en primero y que realmente se aburría, que no tenía que estar ahí. Prácticamente dirigía ella la clase. Y nos fuimos a la escuela de al lado, donde afortunadamente me la recibieron de inmediato, porque si no, habría tenido una hija frustrada haciendo cosas de muy niños -"¡imagínate, mamá, que la profe nos pone a dormir como los pollitos y a aletear y tonteras así"- un año entero. 
Y pasó a 1º de básica donde, nos dejó igual la impresión, a la profesora y a nosotros, sus padres, que también le había quedado un poco chico. Pero el destino le tenía reservada una enseñanza básica bastante  movida  entre compañeras y profesoras de Chile, Israel y España. Y no se puede negar que la aprovechó.

2 comentarios:

  1. Thaar siempre aprende un paso más adelante, sigue buscando nuevas inquietudes, aunque ahora disfruta más aletear como pollito desde su perspectiva de niña-adulta.

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  2. Jajajajaja, qué lindo texto, me encantó... Qué lindos recuerdos de infancia; vistos en retrospectiva, resultan muy tiernos aunque en ese momento que el kinder me aburriera sobremanera no debe haber sido nada grato, jaja! ;)
    Gracias, mamá!
    Besos a las dos! xxx

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